El papel de un CISO se ha vuelto excepcionalmente complejo en los últimos diez años, especialmente con el auge del trabajo remoto y la creciente migración de datos a la nube, haciendo que los primeros 90 a 101 días en un nuevo puesto sean cruciales para establecer una base de seguridad sólida. Los nuevos CISOs enfrentan desafíos significativos como comprender infraestructuras y vulnerabilidades desconocidas, lidiar con restricciones de recursos, asegurar la comunicación y la aceptación de la alta dirección, y cuantificar el valor de la ciberseguridad para el negocio. Para superarlos, las prioridades clave incluyen construir relaciones sólidas, realizar evaluaciones exhaustivas del estado de seguridad, formalizar una estrategia alineada con los objetivos empresariales y demostrar el impacto a través de métricas como el ROSI.
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